1/31/2011

Introducción a la historia del Tango

El tango, género musical y danza, netamente popular conocido en el mundo entero, declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Ciencia) en el año 2009, ante la presentación hecha ante ese organismo por los presidentes de Uruguay y Argentina.
Creo conveniente comenzar el análisis de esta expresión musical llamada Tango, con conceptos vertidos por el escritor y ensayista Ernesto Sábato, en entrevista concedida al periodista Ariel Fleischer y que se publica en la revista "Asterión". 
Dice Sábato: "Nuestra nostalgia, nuestra tristeza, nuestro profundo sentimiento de soledad, hasta nuestro cínico exitismo revelan una curiosa propensión metafísica".
Habla de "La zona de fractura" que es América porque: 
"Aquí somos más transitorios y efímeros que en París o en Roma, vivimos como en un campamento en medio de un terremoto y ni siquiera sentimos ese simulacro de la eternidad que allá está constituido por una tradición milenaria". 
Resumiendo, considera al tango como una consecuencia de:
"Esa fractura Rioplatense en América y la dualidad que nos caracteriza, entre el nuevo continente y el viejo"
Considera al tango,"Como esencialmente Argentino".
"Pocos Países en el mundo debe haber en donde el sentimiento de nostalgia sea tan reiterado. 
En los primeros españoles porque añoraban su patria lejana; luego los indios, porque añoraban la libertad perdida y su propio sentimiento de la existencia; más tarde los gauchos desplazados de la civilización gringa, exiliados en su propia tierra, melancólicamente rememorando la edad de oro de su salvaje independencia, en los viejos patriarcas criollos porque sentían que aquel hermoso tiempo de la generosidad y la cortesía se convertía en el materialismo y mezquino territorio del arribísmo y la mentira", y concluye con el siguiente concepto: "Los inmigrantes porque extrañaban su viejo terruño europeo, sus costumbres milenarias sus navidades de nieve junto al fuego, las viejas leyendas de sus lares". 
Para Ernesto Sábato, la nostalgia, la tristeza, la frustración, la dramaticidad, el descontento y el temor, encarnan en el tango, lo considera un hecho positivo a través de su expresión artística, (sus letras y sus danzas) se constituye no solamente en expresión de lo argentino, en esa incesante búsqueda de identidades que cumple cada país, sino en un vínculo de la liberación de la nostalgia y esa tristeza. De esta manera Sabato adscribe a la popular definición de su "máximo creador" Enrique Santos Discepolo cuando dice que: "El tango es un sentimiento que se canta y baila".
Con el acompañamiento de la orquesta de Luis Stazo, el maestro Sábato dice estos versos de su autoría, que reproducimos en su totalidad.
"Cuando la dureza y el furor de Buenos Aires hacen sentir más la soledad, busco un suburbio en el crepúsculo. 
Y entonces, a través de un brumoso territorio de medio siglo, enriquecido y devastado por el amor y el desengaño, miro hacia aquel niño que fui en otro tiempo. Melancólicamente me recuerdo sintiendo las primeras gotas de una lluvia en la tierra reseca de las calles, sobre los techos de cinc. Que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva. Hasta que los pájaros cantaban, y corríamos descalzos a largar los barquitos de papel. Tiempos de las cintas de Tom Mix y de las figuritas en colores de Tesorieri, Mutis y Bidoglio. Tiempos de las calesitas a caballo, de los manises calientes en las tardes invernales, de la locomotora chiquita y su silbato. Mundo que apenas entrevemos cuando estamos muy solos en este caos de ruido y de cemento, ya sin lugar para los patios con glicinas y claveles, donde una chica casadera cantaba algo de un pañuelito blanco mientra planchaba la ropa de su hermano"
"Cuando la dureza y el furor de Buenos Aires hacen sentir más la soledad, salgo a caminar por esos barrios que tímidamente, con vergüenza, conservan un minúsculo tesoro de un pasado menos duro. Una maceta con malvones, alguna reja rezagada. Pero ya Boedo no es el que cantó De Caro, ni Chiclana la calle de Estercita, ni Puente Alsina el de la vieja barriada que vio nacer al poeta callejero. En vano buscaremos las muchachas en torno del gringo y su organito, ansiosamente mirando la cotorra, esperando de su pico la buena suerte o el amor. 
Feliz de vos, Homero Manzi, que te fuiste a tiempo, cuando aun era posible escribir esas canciones de trenzas y almacenes. Cuando todavía los espíritus no estaban resecados por la ferocidad y la violencia. Ya no hay novias detrás de las persianas esperando al gringo y su monito. Ya murió el último organito, y el alma del suburbio se quedó sin voz".

Jorge Luis Borges uno de los intelectuales que tubo una relación ambigua con el tango oscilante entre el amor y el odio, defensor del tango como expresión del malevaje y sus orígenes orilleros de guapos a cuchillo que desaparecen cuando el tango se vuelve sentimental. 
Para Borges el tango era la imagen del compadrito o el compadre que cuchillo en mano no siente temor de enfrentar la muerte. 
Borges ama el tango en su génesis, en su parentesco con la milonga.
María Esther Vázquez, amiga predilecta de Borges, en su libro "Borges, esplendor y derrota" relata lo siguiente: "Al mismo tiempo que nuestro escritor afirmaba su lugar en la literatura, hacía otras cosas, por ejemplo, ¡aprendió a bailar el tango y la milonga! Es probable que le haya enseñado a Güiraldes, el tenía fama de ser gran bailarin, lo mismo que Victoria Ocampo, con quien compartió veladas tangueras. El entusiasmo de Borges por el tango lo llevó a componer, junto con el músico Octavio Portela Cantilo, uno titulado "Biaba con caldo" que traducido del lunfardo significa "Paliza con sangre". 
Parece que era muy divertido, por desgracia se ha perdido. Creo que sobre esto no hay nada que agregar". Personalmente creo que Borges realmente quería al tango, tal vez su amor estaba concentrado en los primeros tiempos, cuando su infancia en el viejo Palermo en la casona de la calle Serrano mirando detrás de las rejas. Pero en su historia literaria siempre está presente y con su poema "El tango" que publicó en 1958 para después incorporarlo en su obra "El Otro, el mismo" en 1964, rinde su homenaje de nostálgica poesía con estos versos de arte mayor, que son imagen de su tango:

¿Dónde estarán?, pregunta la elegía
de quienes ya no son, como si hubiera
una región en que el Ayer pudiera
ser el Hoy, el Aún y el Todavía.


¿Dónde estará (repito) el malevaje
que fundó, en polvorientos callejones
de tierra o en perdidas poblaciones,
la secta del cuchillo y el coraje?


¿Dónde estarán aquellos que pasaron,
dejando a la epopeya un episodio,
una fábula al tiempo, y que sin odio,
lucro o pasión de amor se acuchillaron?


Los busco en su leyenda, en la postrera
brasa que, a modo de una vaga rosa,
guarda algo de esa chusma valerosa
de los Corrales y de Balvanera.


¿Qué oscuros callejones o que yermo
del otro mundo habitará la dura
sombra de aquel que era una sombra oscura,
Muraña, ese cuchillo de Palermo?


¿Y ese Iberra fatal (de quien los santos
se apiaden) que en un puente de la vía,
mató a su hermano el Ñato, que debía
más muertes que él, y así igualó los tantos?


Una mitología de puñales
lentamente se anula en el olvido;
una canción de gesta se ha perdido
en sórdidas noticias policiales.


Hay otra brasa, otra candente rosa
de la ceniza que los guarda enteros;
Ahí están los soberbios cuchilleros
y el peso de la daga silenciosa.


Aunque la daga hostil o esa otra daga,
el tiempo, los perdieron en el fango,
hoy, más allá del tiempo y de la aciaga
muerte, esos muertos viven en el tango.


En la música están, en el cordaje
de la terca guitarra trabajosa,
que trama en la milonga venturosa
la fiesta y la inocencia del coraje.


Gira en el hueco la amarilla rueda 
de caballos y leones, y oigo el eco
de esos tangos de Arolas y de Greco
que yo he visto bailar en la vereda.


En un instante que hoy emerge aislado,
sin antes ni después, contra el olvido,
y que tiene el sabor de lo perdido,
de lo perdido y lo recuperado.


En los acordes hay antiguas cosas:
el otro patio y la entrevista parra,
(Detrás de las paredes recelosas
el sur guarda un puñal y una guitarra).


Esa ráfaga, el tango, esa diablura,
los atareados años desafía;
hecho de polvo y tiempo, el hombre dura
menos que la liviana melodía,
que solo es tiempo. El tango crea un turbio
pasado irreal que de algún modo es cierto,
un recuerdo imposible de haber muerto
peleando, en una esquina del suburbio. 
                                       Jorge Luis Borges.

                                  

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