3/27/2011

La época de oro del tango.

El año 1940, es como una bisagra en la historia del tango, ya los renovadores del ritmo, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo, Juan Carlos Cobián habían incorporado sus conocimientos musicales y logrado que gran cantidad de nuevos cultores, continuara el proceso de renovación. Las orquestas típicas que se formaron, todas de primera línea con profesionales de sólida formación musical, obtenida en el conservatorio, cimentaron esa renovación que marcó una nueva etapa en la vida del tango. La década del cuarenta, considerada la "época de oro del tango" marcó quizá, el pináculo de su trayectoria. Ricardo Horvart explica este proceso:"Las transformaciones económicas y sociales de comienzo de la década del cuarenta en nuestro país, posibilitó el salto fabuloso del tango en la sociedad argentina, ya que amplias masas populares empiezan a tener acceso a los bienes culturales, en especial el tango, promovido desde el disco, las emisoras radiofónicas, las películas (...). Sin embargo este proceso comienza su derrumbe en 1955. Entonces el tango, comienza a refugiarse en pequeños reductos alternativos, casi exclusivo para especialistas o fanáticos tangueros".(Horvart 2006)
Aunque el análisis de Horvart es correcto, los logros que se obtuvieron en el tiempo transcurrido desde el cuarenta al sesenta son dignos de ser analizados. La actividad de las orquestas típicas se duplicó debido a la fluencia de público en los lugares bailables, en los clubes barriales se organizaban bailes todos los fines de semana, lo que originaba la difusión de la música a través de los discos, razón por la cual la producción de discos se multiplicó. En el interior de la provincia de Buenos Aires, los clubes contrataban a las principales orquestas para amenizar bailes en sus sedes sociales.
En las fiestas carnestolendas la mayoría de los principales clubes de fútbol organizaban los siete bailes de carnaval contratando a las principales orquestas, los diarios publicaban con grandes titulares la presentación de las distintas orquestas en los clubes más conocidos.
Como bien dice Horvart , "Salto fabuloso" nunca las orquestas de tango tuvieron tanto trabajo como en esos tiempos.
La orquesta del maestro Juan D'arienzo, que fue un adelantado en lo que respecta a la "Epoca de oro" porque en 1935 incorpora a su orquesta al pianista Rodolfo Biaggi y retorna al tradicional tango de la guardia vieja, imprimiendo mayor velocidad a sus interpretaciones y con el piano de Biaggi marcando el compás, este cambio lo convirtió en la orquesta preferida por los bailarines y que le valió ser llamado el "El rey del compás". Con un repertorio cuidadosamente seleccionado entre las mejores páginas de la Guardia Vieja, D'arienzo se convierte en el preferido de aquellos que no gustaban de la escuela decariana; con las voces de Walter Cabral, Enrique Carbel y Alberto Echagüe, marca el comienzo de la época de oro del tango. Entre 1935 y 1939 D'arienzo grabó más de cuarenta temas.
Las otras orquesta continuaron con el compás menos marcado, y respetando la escuela decariana. "Osvaldo Pugliese con las voces de Roberto Chanel y Alberto Morán.- Aníbal Troilo, con Francisco Fiorentino y Alberto Marino.- Carlos Di Sarli, con Roberto Rufino y Alberto Podestá.- Ricardo Tanturi, con Alberto Castillo y Enrique Campos.-Angel D'agostino con Angel Vargas.- Alfredo de Angelis, con Floreal Ruíz, Carlos Dante y Julio Martel.- Lucio Demare con Raúl Berón y Horacio Quintana.- Miguel Caló, con Raúl Iriarte y Roberto Arrieta.-Domingo Federico, con Carlos Vidal.- Alfredo Gobbi, con Jorge Maciel y Héctor Coral.- José Basso, con Ricardo Ruíz y Francisco Fiorentino.- Francini y Pontier, con Raúl Berón Y Alberto Podestá.-Horacio Salgán, con Horacio Deval, Angel Díaz y Roberto Goyeneche.- Rodolfo BIaggi, con Alberto Amor y Jorge Ortiz.- y otros conjuntos, el éxito obtenido por todos fue más que satisfactorio.
Algo para destacar es la admiración que despertaba en los seguidores de cada conjunto, la actuación de los cantantes, cuando la orquesta comenzaba la actuación, siempre lo hacía con temas instrumentales, con la primera interpretación las parejas de bailarines lentamente iban llenando la pista de baile, en la segunda entrada,seguramente estaba colmada y como las parejas entre pieza y pieza no se retiraban de la pista, al comenzar la próxima continuaban bailando, lo notable ocurría cuando se ejecutaba una pieza con letra, en el momento que el cantor hacía su presentación, que ocurría cuando promediaba la ejecución, las parejas dejaban de bailar para aplaudir al cantor y se quedaban en el lugar oyendo, sin  bailar.
La pista de baile quedaba vacía únicamente cuando la orquesta dejaba de tocar, para dar lugar generalmente a un conjunto que interpretaba jazz, como Eduardo Armani, Rene Cóspito o Rudy Ayala entre muchos otros, para los que también fue una época brillante.
La producción de tangos instrumentales como con letra, fue superior en cantidad a la etapa de la guardia nueva.
Esta selección de tangos que comienza en el año cuarenta, demuestra la cantidad y calidad poética con que los vates del tango embellecieron esta época de la música ciudadana.
1941. Tinta Roja, con letra de Cátulo Castillo y música de Sebastián Piana.
1942. Barrio de tango, con letra de Homero Manzi y música de Aníbal Troilo.
Gricel, con letra de José María Contursi y música de Mariano Mores.
Tristezas de la calle Corrientes, con letra de Homero Espósito y música de Domingo Federico.
Moneda de cobre, con letra de Horacio Sanguinetti y música de Carlos Vivan.
Malena, con letra de Homero Manzi y música de Lucio Demare.
No te apures carablanca, con letra de Carlos Bahr y música de Roberto Garza.
1943. Tristeza marina, con letra de Horacio Sanguinetti y música de José Dames y Roberto Flores.
Percal, con letra de Homero Espósito y música de Domingo Federico.
Mi taza de café, con letra de Homero Manzi y música de Alberto Malerba.
Garúa, con letra de Enrique Cadícamo y música de Aníbal Troilo.
1944. La abandoné y no sabía, con letra y música de José Canet.
Trenzas, con letra de Homero Espósito y música de Armando Pontier.
1945. Adios pampa mía, con letra de Ivo Pelay y Francisco Canaro y música de Mariano Mores.
Rondando tu esquina, con letra de Enrique Cadícamo y música de Charlo.
Discos de Gardel, con letra de Horacio Sanguinetti y música de Eduardo del Piano.
Margo, con letra de Homero Espósito y música de Armando Pontier.
1946.En carne propia, con letra de Carlos Bahr y música de Bernardo Sucher.
El choclo, con letra de Enrique Cadícamo, letra nueva luego de previo acuerdo con Marambio Catán autor de la primera letra en 1930, sobre la música de Angel Villoldo.
1947. Tapera, con letra de Homero Manzi y música de Hugo Gutierrez.
Tarde, con letra y música de José Canet.
Tu pálido final, con letra de alfredo Roldán y música de Vicente Demarco.
1948. Cafetín de Buenos Aires, con letra de Enrique Santos Discépolo y música de Mariano Mores.
Sur, con letra de Homero Manzi y música de Aníbal Troilo.
1950. N.P, con letra de Francisco Loiácono, (Barquina) y música de Juan José Riverol
Ché bandoneón, con letra de Homero Manzi y música de Anibal Troilo.
Mi vieja viola, con letra y música de Humberto Correa.
1951. Discepolín, con letra de Homero Manzi y música de Aníbal Troilo.
1953. San José de Flores, con letra de Enrique Gaudino y música de Armando Aquarone. Gran éxito de Alberto Morán con Osvaldo Pugliese.
Una canción, con letra de Cátulo Castillo y música de Anibal Troilo.
1955. A mis manos, con letra de Julio Camilloni y música de Alfredo Gobbi.
1956. Afiches, con letra de Homero Espósito y música de Atilio Stampone.
Y todavía te quiero, con letra de Abel Aznar y música de Luciano Leocata.
La última curda, con letra de Cátulo Castillo y música de Aníbal Troilo.
1957. La última, con letra de Julio Camillioni y música de Antonio Blanco.
Mientras viva, con letra de Eugenio Majul y música de Lucio Demare.
1958. El último guapo, con letra de Abel Aznar y música de Leo Lípesker.
1959. En la madrugada, con letra Federico Silva y música de Tito Cabano.
1960. Sueño de barrilete, con letra y música de Eladia Blázquez, este fue el primer tango de Blázquez.
1961. ¡Porqué la quise tanto! con letra de Rodolfo M Taboada y música de Mariano Mores.
1962. Bronca, con letra de Mario Batistella y música de Edmundo Rivero.
1963. El último café, con letra de Cátulo Castillo y música de Héctor Stampone.
1965. Alguien le dice al tango, con letra de Jorge Luis Borges y música de Astor Piazzola. esta es una de las cuatro letras de Borges musicalizadas por Piazzola y cantadas por Edmundo Rivero.
Esta selección de tangos donde el encanto de la poesía se conjuga con el tecnicismo musical, hicieron posible la descollante e irrepetible "época de oro" del tango.
A partir de aquí, comienza una historia diferente, que también es digna de ser analizada.